El post-disco de principios de los años 80

Con el cambio de década, las reacciones violentas de parte de la sociedad americana y la monotonía de muchas de las producciones provocan que el gran público empiece a dar la espalda a todo lo que rodea a la música disco.

Sus formas y costumbres dejan de ser trendy; las radios comienzan a reducir su peso en las programaciones, volviendo en gran medida al rock; los temas disco desaparecen de los primeros lugares en listas de éxitos y ventas; las grandes discográficas dejan de apoyar a sus artistas y productores…

En pocas palabras, el disco deja de ser rentable.

Del sonido “disco” al sonido “dance”

Una de las señas de identidad del sonido disco, sus exuberantes arreglos orquestales, demandan grandes secciones de cuerda y metales, lo que conlleva un gran número de músicos de sesión. Y eso resulta muy costoso.
El declive comercial que experimenta el disco a finales de los 70 hace inviables producciones así. Además, ningún artista que se precie quiere sonar en estos momentos “disco”.

Sin embargo, las discotecas siguen llenas de gente demandando música en la pista de baile.

Giorgio Moroder

En algunos clubes a finales de los 70 sonaban algunos temas pioneros de la música electrónica.

Desprovistos de instrumentos reales, toda su música se basaba en nuevas tecnologías: sintetizadores, secuenciadores y cajas de ritmo.

Estas máquinas conseguían emular casi toda la parte instrumental de un tema, sin la intervención de músicos de sesión, abaratando las producciones.

En 1977, el italiano Giorgio Moroder experimenta con los sintetizadores como único instrumento con gran éxito en el seminal “I feel love” de Donna Summer. Este tema es y será uno de los más influyentes en la historia de la música electrónica de baile.

Ese mismo año seguirá experimentando con las nuevas tecnologías y publica el álbum “From here to eternity”. Ya no las abandonará.

Estos temas se componen de una serie de “capas” superpuestas grabadas con sintetizadores, percusiones programadas y algún instrumento real, como la guitarra, que aún no podía ser recreada con corrección.

Estas tecnologías marcarán la senda de la música de baile en el cambio de década. Así, seguirá siendo música de baile negra, con las mismas influencias funk y soul, pero más “electrónica” y “minimalista”, desvestida de arreglos orquestales y más orientada al pop, poniendo énfasis en la parte vocal.

Como se puede ver en «Pop muzik» de M (1979) o en este hit de Lipps Inc. de ese mismo año.

Y aunque el propósito es el mismo que antes, hacer bailar, el sonido es muy diferente. Comparemos estos dos temas de Evelyn “Champagne” King.

Apenas cuatro años después:

Las diferencias son evidentes ¿verdad? Este giro en el sonido es llamado post-disco y tendrá diferentes expresiones musicales.

¿Cuándo acabó la era disco? Es algo difícil de precisar. En pleno declive muchos artistas, o desaparecieron o se adaptaron a los nuevos sonidos, por lo que se podría decir que el disco terminó en el momento en que la nueva tecnología fue usada con asiduidad en los estudios de grabación.

El Boogie

A principios de los 80 y como respuesta a la saturación de música disco de mala calidad surge en la escena underground neoyorquina un movimiento musical inspirado en lo que estaba haciendo George Clinton y su combo Parliament-Funkadelic a finales de los 70.

Es una música que mezcla el disco más electrónico con sonidos del funk, pero con un tempo más lento. Realmente sonaba innovador y diferente.

Más pronto que tarde este nuevo sonido se extenderá, configurando lo que se ha denominado boogie o post-disco.

«You’re the one for me» de D Train (1981), «Stomp!» de The Brothers Johnson (1980), «Give me the night» de George Benson (1980), «Celebration» de Kool & The Gang (1980), «Pull up to the bumper» de Grace Jones (1981), «A night to remember» de Shalamar (1982)

O este temazo de Yarbrough and Peoples de 1980 sampleado hasta la saciedad.

O esta gran canción de Alicia Myers, «I wanna thank you», un tema que los DJs de la época «quemaron» en sus platos y su mayor éxito. Uno de los mejores ejemplos de boogie.

El género reinará en las discotecas durante estos primeros años 80, aunque poco a poco irá derivando a fórmulas más pop, más alejadas de las pistas de baile.

De él saldrán las que serán mega estrellas: Prince y uno de sus primeros hits, «Dirty mind» (1980); Michael Jackson, que en solitario y con temas como «Wanna be startin’ somethin'» conseguirá con Thriller llegar a ser el ábum más vendido de la historia.

O Madonna, que en 1982 se estrenaba con esta canción.

Como anécdota, la reina del pop será la que propicie, una década después, el regreso de la música de baile al gran público.

El Hi-NRG

Donna Summer, al ser preguntada en 1977 por el éxito de «I feel love», dijo que era por su high energy.

Esta “fuerte energía” pega y a finales de los 70 triunfan en los clubs temas como «Come to me»” de France Joli (1979), «Boogie woogie dancin’ shoes»” de Claudja Barry (1978), «Knock on wood» de Amii Stewart (1979) o éste del gran Sylvester.

Los productores más underground empiezan a interesarse por este disco sintético, de tempo rápido, ritmo supervitaminado y con muy pocas influencias del funk. Acababa de nacer un género musical.

En Estados Unidos el hi-NRG fue rápidamente abrazado por la comunidad gay en ciudades como San Francisco o Nueva York. Productores como Patrick Cowley o Bobby Orlando (productor de los primeros temas de Divine) fueron los encargados de ello. Temas como «Native love (Step by step)» de Divine (1982), «Time bomb» de Jeanie Tracy (1984) o éste de Patrick Cowley con Sylvester sonarán en estos clubes sin descanso.

Algunos años atrás en Europa el eurodisco ya había tomado estos derroteros con temas como “Queen of Chinatown” de Amanda Lear (1977) o “Supernature” de Cerrone (1977).

En estos primeros 80 y desde Reino Unido saldrán hits como «Searchin’ (I gotta find a man)» de Hazell Dean (1984), «High energy» de Evelyn Thomas (1984) o este tema de 1983 de Miquel Brown, madre de Sinitta, quien cuatro después emulará a su madre triunfando en Europa con el mismo sonido.

No podemos dejar el hi-nrg sin mencionar al trío británico de productores Stock, Aitken & Waterman (SAW), responsables de los dos mayores hits del hi-NRG de la historia: «Venus», del trio Bananarama (1986) o “You spin me round (Like a record)” de Dead or alive.

SAW practicaban un hi-NRG más «suave», con un enfoque más pop. Entre 1984 a 1989 sus producciones reinarán en listas europeas, con más de 100 temas en el top 40 británico.

En 1984 Divine con «You think you’re a man»; en 1985 y 1986 Dead or Alive con «Lover come back (To me)» y «Brand new lover»; en 1987 Mandy Smith con «Positive reaction», Carol Hitchcock con «Get ready», Bananarama con «I heard a rumour», Sinitta con «Toy boy», Samantha Fox con «Nothing’s gonna stop me now»…

La lista sería interminable.

El Italo disco

Cojamos un poco del synth-pop que empezaba a hacerse a finales de los 70 («Magic fly» Space, 1977); otro poco del space disco que hacían Cerrone o Giorgio Moroder («Chase» Giorgio Moroder, 1978); y una pizca del hi-NRG que producía Patrick Cowley («Right on target» Paul Parker, 1982)…

Y tenemos un nuevo género en la música de baile: el italo disco, una de las primeras manifestaciones de música de baile electrónica.

A diferencia del euro disco, mucho más orientado al pop, el italo disco busca un ambiente «futurista», aunque sin renunciar a un estribillo pegadizo.

El italo disco es un producto básicamente europeo. En el Reino Unido y en América será un fenómeno minoritario, propio del underground.

Grandes ejemplos de italo disco son: «Happy song» de Baby’s gang (1983), «Another life» de Kano (1983), «Come on over» de Pineapples featuring Douglas Roop (1983), «Faces» de Clio (1985)… O estos dos temas, «Hypnotic tango» de My Mine, hit en toda Europa en 1983 y «Stop» de B.W.H.

El italo disco será una de las grandes influencias en la música de baile que habrá de llegar.

Aunque también tuvo su vertiente más comercial, muchas veces algo cheesy y hortera: Ryan Paris «Dolce vita» (1983), Ken Laszlo «Hey hey guy» (1984), Miko Mission «The world is you» (1985), Baltimora «Tarzan boy» (1985), P. Lion «Happy children» (1984), Silver Pozzoli «Around my dream» (1985), Den Harrow «Charleston» (1986), Italian Boys «Forever lovers» (1987)…

Aunque siempre se encuentran joyas, como este delicioso tema de la cantante Valerie Dore de 1984, «The night».

El Eurobeat

El alemán Manfred Alois Segieth, Fancy, debutaba en 1984 (con gran éxito) con los temas «Slice me nice» y «Chinese eyes»,
dos piezas de un eurodisco muy cercano al hi-NRG pero con el ritmo más atemperado.

Acababa de nacer el eurobeat, un fenómeno netamente europeo continental aunque con gran éxito en países de Asia, Oriente Medio o Sudamérica.

Fancy disfrutaría de más exitos, como «Bolero (Hold me in your arms again)» en 1985 (número uno en España durante varios meses) o «Lady of ice» un año después.

Desde Berlin Thomas Anders y Dieter Bohlen consiguen entre 1985 y 1987 como Modern Talking ser el dúo alemán más exitoso de la historia, con temas como «You’re my heart, you’re my soul», «You can win if you want», «Brother Louie», «Atlantis is calling (S.O.S. for love)«, «Cheri, cheri Lady»…

Dieter Bohlen fue también responsable de las producciones de la cantante C.C. Catch, dominando también listas con temas como «I can lose my heart tonight», «Strangers by night», «Heartbreak Hotel» o «‘Cause you are young», uno de sus mayores éxitos.

Desde Colonia, otro productor avispado formaba en 1985 el trío Bad Boys Blue, y adaptando la fórmula de los Modern Talking, conseguía éxitos como «You’re a woman» o «I wanna hear your heartbeat (Sunday girl)».

Aunque el eurobeat fue un fenómeno netamente alemán, en otros países también surgirán seguidores del subgénero.

Italia estaba aún en manos del italo disco, pero el sonido teutón influirá en temas como «I love my radio» de Taffy (1985) o el enorme hit de 1986 de la cantante Spagna: «Easy lady».

En Francia hasta una princesa, Stephanie de Mónaco, conseguirá entrar en listas con un tema eurobeat: «Irresistible». Pero será la cantante Desireless quien consiga uno de los mayores éxitos con «Voyage voyage», número uno en prácticamente toda Europa en 1986.

Incluso desde Polonia nos llegaba con «dos razones» y con el tema «Touch my heart» la cantante Danuta Lato. Ella fue, junto a Samantha Fox y Sabrina, de las más importantes tit-stars de ese momento.

En UK el eurobeat no tuvo mucho éxito, ya que las listas estaban copadas por el hi-NRG suave de Stock, Aitken y Waterman. Aun así, en 1988 un dúo alemán, London Boys, conseguía dos hits con «London nights» y «Requiem».

Este es el panorama que queda tras la «muerte» de la música disco. El boogie evolucionará rápidamente a un dance más pop orientado a las radios y el resto de géneros quedarán recluidos en circuitos muy minoritarios. En Europa en cambio el hi-nrg, el italo disco y el eurobeat continuarán dando guerra algunos años más.

El panorama en Estados Unidos a principios de los 80 muestra que la música de baile prácticamente desaparece como corriente popular. Sus seguidores, mayoritariamente gays negros e hispanos, tendrán que volver al underground y sus clubs.

Serán tres ciudades norteamericanas, Nueva York, Chicago y Detroit, las que marcarán la senda a seguir en años venideros.

Continuará.